Para
ayudar en los dos casos a nuestros alumnos y alumnas intervenimos tanto los profesores/as como los padres y las madres, ya que ellos también deben adaptarse.
En el caso de los profesores/as: “ya
llegan los nuevos…, empezamos otra vez…nuevo reto”.
Los educadores también necesitan adaptarse, acogen a los niños nuevos con paciencia tras haberse despedido de los alumnos del curso anterior, en los que ya dejaron su huella. Implica una gran preparación, un nuevo desgaste de energía ante un grupo que a partir de ese momento será "su grupo".
Además, tienen que llevar a cabo una observación de cada nuevo alumno/a. Después de haber observado tienen que canalizar esta información recogida para conocer más a sus alumnos y por otro lado, pero no menos importante, deben transmitir seguridad y confianza a los niños y a las niñas. Ya que crear un ambiente calmado y cómodo en la aula es fundamental para que los niños y las niñas lleven a cabo bien este proceso de adaptación.
Cuando hablamos de los padres y de las madres, ellos
también tiene un gran papel en el periodo de adaptación. Desde casa deben
preparar emocionalmente a sus hijos e hijas, y deben colaborar, como por
ejemplo:
–
Despídete de manera efusiva pero corta y dile “hasta luego” con una sonrisa.
–
No prometas al niño cosas que no son ciertas, pues sufrirá más, como por
ejemplo “voy a aparcar el coche y ahora vuelvo”.
–
Procura que la asistencia a la escuela sea lo más rutinaria posible hasta que
haya superado la adaptación.

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